Por: Alfonso Pinzón*
El artista del siglo XXI ha retornado a sus raíces de juglar medieval para ganarse la vida, tocando de ciudad en ciudad, de corte en corte, de pueblo en pueblo, de aldea en aldea, de bar en bar, de metro en metro, de calle en calle, al final todo es lo mismo.
Cuentan las leyendas metaleras urbanas que existe un afamado y talentoso baterista de una afamada y talentosa banda de Black Metal, quien ondula de forma paradójica entre el “glamour” de las giras mundiales, y la dureza de vender perros calientes por las gélidas calles escandinavas de su ciudad natal. Sigue leyendo